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El Palacio de Torre Tagle: Una mirada a lo largo de la historia

Edificado en el pasado virreinal y remodelado en la creciente república para afrontar el futuro venidero.

Gianfranco Figueroa

1 de diciembre de 2024

En el siglo XVIII, donde el barroco se despedía y la modernidad emergía, gobernaba sobre las tierras del Virreinato del Perú José Antonio de Mendoza Caamaño y Sotomayor, III marqués de Villagarcía. Por esos días llega a nuestras costas José Bernardo de Tagle y Bracho, quien fuera el primer marqués de Torre Tagle, quien decidió establecerse en el Damero de Pizarro ubicado en la calle del beatario de San José, hoy Jirón Ucayali.


El palacio de Torre Tagle se hace de tres estilos: el plateresco del siglo XVI, el múdejar y el barroco; decorado además con azulejos y la sobria fundición del hierro y el cobre. Su imponente fachada de piedra y su puerta de doble hoja sin bisagras seducen la mirada de los peatones; en el centro de su portada se observa el escudo de armas de los Tagle; en él, se lee el lema del origen legendario de la familia: “Tagle, se llamó el que la sierpe mató y con la infanta se casó”. Acompañando esta sinfonía de texturas se encuentran dos balcones labrados en cedro y caoba de diferentes extensiones; su diseño permitía a sus habitantes mirar al exterior sin ser vistos. Ambos están decorados por menudas celosías y paneles cerrados con decoración cruciforme. 


Al internarse dentro de él, al levantar la mirada se observan nueve figuras de mujeres embarazadas, símbolo, por aquel tiempo, de felicidad y fertilidad. En una de las paredes se observa también una proa con forma de león rampante y en el techo del primer piso se encuentran unas ménsulas con diferentes rostros, cual si fueran diferentes estados de ánimo.


En el segundo piso del palacio se visualiza una arquitectura colonial de estilo hispano-musulmán por su forma y decorado. Aquí yace la hoy Sala de Embajadores, rodeada por gigantes cuadros en donde se representan a cuatro marqueses de la familia Torre Tagle que fueron pintados por distintos pintores, entre ellos José Gil de Castro, el pintor de los libertadores. Aquí también se puede apreciar la capilla independiente hecha de pan de oro; hay cinco santos. que la representan: San Martín, Santa Rosa, Santo Toribio de Mogrovejo, San Francisco Solano, y San Juan Masías. También está decorado por los azulejos que se caracterizan por la representación de un guardia de lanceros e indígenas. 


Foto extraída de Google Maps.


La también llamada Casa Torre Tagle ha sido restaurada entre 1954 y 1956, y desde 1918 se convirtió en la sede central del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú. En uno de los salones se le hace homenaje a Javier Pérez de Cuellar, ex secretario de las Naciones Unidas; aquí se pueden apreciar las decenas de condecoraciones del embajador. 


Hace seis décadas atravesé sus añosos umbrales e inicié en su seno una noble actividad, la diplomacia, que me llevó a los confines del mundo y de la que no me aparté jamás. Como yo, centenares de jóvenes han aprendido en esa incomparable escuela a amar y a servir al Perú de permanente e incondicional manera”. Se lee en el prólogo de El Palacio de Torre Tagle y las casonas de Lima, escrito con el sentir del embajador Javier Pérez de Cuéllar.


Edición
Junior Jorge Huanacuni
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